Tadao Ando es uno de los arquitectos japoneses más relevantes de la escena mundial de la arquitectura, se debe a su constante trabajo con el hormigón aparente, su tratamiento sensible de la luz natural y su fuerte compromiso con la naturaleza. Este arquitecto ha contribuido con grandes piezas arquitectónicas alrededor del mundo y en el caso de Latinoamérica ha dejado huella en México con el diseño y construcción del Centro Roberto Garza Sada de la Universidad de Monterrey, ubicado en el estado de Nuevo León e inaugurado el año pasado.
A continuación les dejamos un fragmento del libro CRGS, textos que hablan sobre el proceso de diseño, construcción y finalización de "La Puerta de la Creación” y que describen particularmente esta obra de Tadao Ando.
El Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño, Gate of Creation *
El edificio de la Universidad de Monterrey se presenta como un espacio de bienvenida y, a la vez, como un hito arquitectónico, un acceso y un ámbito de docencia e invención: un umbral hacia la creación. Cuando nos aproximamos a este edificio masivo y poderoso, integrado por un volumen de concreto aparente de perfil rectangular, entendemos que diversos son los acercamientos que podemos tener para comprenderlo en toda su extensión.
La creatividad y la libertad expresiva quedan patentes al revisar con cuidado las características del inmueble. En efecto, al cuerpo geométrico ortogonal del edificio el arquitecto le cavó un amplio espacio inferior, para con ello afirmar la idea de pórtico. El edificio busca, con este gesto contundente y vigoroso, un gesto plasmado en concreto, dar la bienvenida a alumnos, profesores y visitantes como uno más de los símbolos de la Universidad de Monterrey. La singular apertura se muestra como si una mano poderosa hubiese levantado el pesado cortinaje de concreto, plegándolo en el esfuerzo por marcar un amplio umbral para ingresar al conjunto universitario. Resulta así una compleja superficie geométrica, que los constructores han llamado «vela», por su relación con el velamen de las embarcaciones, y que se vale del triángulo y de la paraboloide para lograr un escalonamiento que se va adaptando para ser a la vez arco de ingreso y techumbre.
Como puede apreciarse, este fue, entre otros, uno de los principales retos a los que tuvieron que hacer frente los arquitectos e ingenieros mexicanos encargados de la construcción. [...]
Resulta evidente que su esfuerzo y dedicación permitió que la inventiva del arquitecto japonés desembocara en una edificación coherente y de gran perfección constructiva. Debemos entonces reconocer también la calidad y el compromiso de los trabajadores mexicanos, que le permitió que formas novedosas y una estructura complicada se resolvieran en una obra cuya calidad está patente en los resultados.
* Extracto de “CRGS”. Louise Noelle, “Tadao Ando y el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey”, p. 110